Artículo recuperado de: https://uxenespanol.com/ux/disenando-experiencias-para-todas-las-personas-ux-writing-content/
¡Ey! ¿Cómo están? Mi nombre es Catalina Arismendi y estoy aterrizando en la comunidad UX en Español. ¿Me hacen un lugar en la nave?
Ya entrando en el tema de este artículo, quería contarles que en 2016 me licencié en Comunicación Social con una tesis sobre micromachismos escrita sin un solo universal masculino. Desde entonces, trabajo como Content Writer & Content Strategist. En estos años, me fui topando con prácticas sexistas propias del ecosistema tech, también fui juntando ejemplos y, sobre todo, voy buscando formas de combatir el sexismo en especial desde mi área de trabajo: las palabras.
Este artículo es una invitación a formar parte de una misión para crear una Internet más inclusiva. Por eso, voy a compartirles argumentos y técnicas para crear contenidos sin sexismo esperando que lleguen al final con la convicción de sumarse a esta aventura.
Antes de empezar, definamos estos conceptos. El sexismo es la idea de que los hombres son superiores al resto de los géneros. Es un prejuicio que a veces se manifiesta abiertamente y otras aparece camuflado bajo la forma de androcentrismo. El androcentrismo, según Diana Maffia, es la idea de que el varón blanco adulto y propietario tiene un don natural para ejercer poder sobre el resto de las personas y por eso su presencia debe ser considerada como universal.
Ya lo van viendo, ¿no?
«El texto es el contenido más humano de la interfaz».
Sol Parnofielo, UX Writing en Español. El ABC de la disciplina con ñ.Tweet
Si trabajan redactando productos digitales, seguro conocen el valor de empatizar con las personas y motivarlas para ofrecerles una experiencia significativa. El problema es que cuando el lenguaje está centrado en la mirada masculina es muy difícil para el resto sentir identificación con el producto y tener una buena experiencia de uso. ¡A mí me pasó!
Una vuelta caí en la cuenta de que no tengo una buena conducta financiera, (un problema bien argento según la encuesta global de conocimiento financiero de Standard & Poor’s) y decidí sumarme a una app que me permitía hacer compras mientras clasificaba mis consumos para un mayor control. Creé mi sesión y estaba entusiasmada hasta que… recibí la primera notificación: “Bienvenido, Catalina”. ¡¿Eh?!
Mi primer pensamiento: este servicio no me está hablando a mí ni le interesa hacerlo
Como usuaria, me sentí ignorada, pero de ahí salió algo bueno, porque aprendí dos cosas muy importantes. Primero, si los contenidos están escritos en masculino, sólo van a ofrecer una experiencia de valor a los hombres. Es mejor crear conversaciones en las que todo el mundo pueda sentirse a gusto sin importar su género, sus condiciones ni sus cualidades.
Segundo, el sexismo y el androcentrismo crean puntos de dolor. Y eso va directamente en contra de uno de los objetivos del diseño UX: crear experiencias útiles y placenteras. Tengan en cuenta que “el texto es el contenido más humano de la interfaz”. Con la palabra pueden empatizar o excluir, herir o alegrar. Usen la palabra para conectar desde lo más elemental: la humanidad.
¿Ya decidieron sumarse a la misión? Veamos tres claves que podemos poner en práctica hoy mismo para evitar el sexismo en los contenidos usando las palabras.
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Evitar el universal masculino.
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No usar el sexo como organizador de datos.
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Validar o testear tus copies con perfiles diversos.
El universal masculino es la marca androcéntrica por excelencia en el español. Es la técnica lingüística que se usa para nombrar a un grupo de gente con el masculino plural, sin importar el número ni la composición. Lo único que importa es que en ese grupo haya al menos un varón. Es más, si solo hay un varón, pero miles de otras identidades, el grupo también puede generalizarse en masculino.
Esto crea mucha confusión porque ningún otro género recibe este tratamiento preferencial, entonces el varón siempre está nombrado, pero el resto de las identidades no, o si. No se sabe, el resto de los géneros estamos de incógnito. Va un ejemplo:
En 1969 el hombre llegó a la Luna. Fueron tres los astronautas que dejaron su huella en el satélite ese año gracias al incansable trabajo desarrollado por los científicos de la NASA.
‘el hombre’ ➡ la humanidad toda
‘los astronautas’ ➡ Neil Armstrong y ‘Buzz’ Aldrin
‘los científicos’ ➡ el equipo de desarrollo del Apolo 11
Todas las expresiones hacen referencia a grupos diferentes, unos diversos y otros no. Por ejemplo, el equipo de desarrollo del Apolo 11 incluía a Margaret Hamilton, creadora del programa informático de control de la misión, pero es imposible deducir su presencia por el universal masculino. Sumado a eso, el logro de alunizar por primera vez se acredita al sujeto “el hombre” borrando al resto de las identidades de la gran historia que va contando nuestra lengua.
Para no borrar ni excluir, eviten generalizar con el universal masculino cuando se refieran a un grupo de personas. No es fácil, lo sé, pero es posible.
Mira qué bien lo hace Mercado Libre en esta publicación y Nike en este correo.
No usen X ni @. Tanto la X como el @ “suenan” como universales masculinos en nuestra mente cuando las leemos. Además, son poco accesibles porque hacen más complejo al texto y porque los lectores de pantalla no pueden “leerlas”. Tampoco te recomiendo que uses la “e”. Primero, no todos los países hispanohablantes acostumbran a usarla, segundo, puede crear problemas en la traducción de datos. Tercero, a muchas personas les genera rechazo.
Van siete técnicas básicas para evitar el universal masculino y, si quieren profundizar en el tema, les dejo recursos en las Otras fuentes.
Reconceptualiza, parafrasea, piensa fuera de la caja:
Utiliza sustantivos colectivos:
Reemplaza los artículos masculinos por la palabra quienes:
Omite el artículo cuando marca el género masculino:
Estamos conversando, así que habla directamente a la persona, esto también ayudará a crear una conexión más directa.
Finalmente, duplica, pero no abuses de este procedimiento porque puede ponerse tedioso y ocupar caracteres valiosos.
Incorpora la palabra mágica: persona.
La mayoría de las veces, la respuesta es no. ¿Notaron que muchas peluquerías cobran el corte de cabello según el género de la persona? ¿Por qué hacen eso? Muchísimas mujeres llevan el cabello corto y muchos hombres lo llevan largo. Sería más práctico y justo cobrar según el largo del pelo. ¿Verdad?
Lo cierto es que a veces utilizamos el género o el sexo como parámetro sin agregar nada a la experiencia de uso. En general, lo hacemos de dos formas: 1. pedimos datos que no necesitamos y 2. clasificamos datos según el sexo solo porque sí. Cuando hacemos esto, creamos divisiones y diferencias que no suman nada y, como saben, si no suma, resta.
Pidan los datos que realmente necesite el sistema del producto. Si hace falta, consulten sobre esto con otros colaboradores del proyecto, por ejemplo, el área legal o el equipo de Arquitectura de la Información. A la hora de habilitar una oferta o registrar una cuenta nueva, ¿hace falta saber el sexo de la persona para mejorar la experiencia de uso?
Clasifiquen los datos de forma eficiente. Pregúntese: ¿Estas categorías facilitan la navegabilidad? ¿Mejoran la experiencia? Tengan en cuenta que, como vimos antes, los estereotipos pueden hacer que las personas dejen de usar el producto o hacer una compra.
Querido Instagram, si podemos ingresar nuestro género o no ingresarlo, ¿realmente hace falta pedirlo?
Miren el caso de Nike, produce calzado e indumentaria deportiva para personas de todos los géneros alrededor del globo y aún así no clasifica sus productos ni los menús de su página según el sexo. Lo se porque me encanta comprar zapatillas, las uso hasta para ir al trabajo, y muchas veces encuentro las que me gustan en la sección de “hombres” o de “niños” (de otras marcas).
Si trabajan en UX o son Content Writers, seguro investigan mucho y realizan testeos para comprender el universo de palabras de su público. En esas instancias, garanticen la diversidad porque si solo testean sus copies con un perfil, solo van a comprender un modelo mental y solo van a empatizar con un tipo de usuario.
En las investigaciones, traten de acercarse al universo terminológico de su público. Quiero recomendarles este artículo de Claudia Díaz Palomino que analiza el valor de la investigación en el UX writing contando un caso con la pastilla del día después. En los testeos (A/B tests, resaltados, tarjetas, “elige tu palabra favorita”), armen el grupo de muestra con personas de diferentes géneros y registren las palabras que usan, así como también sus intereses.
Tomen este consejo también para montar equipos de trabajo. Si van a formar una dupla o equipo, recuerden que la diversidad es un valor: mejora la creatividad y amplía el enfoque. Pero, no se confundan, tener mujeres en un equipo no es en sí mismo una garantía para crear productos no sexistas. Toda la tripulación debe tener una mirada crítica e informada al respecto.
Este artículo era una invitación a crear una Internet menos sexista, ¿recuerdan? Lo que no les dije arriba es que creo que ese es el futuro, o más bien el presente, porque las personas usuarias ya lo están pidiendo y porque es nuestro deber como creadores de contenidos.
Las personas están cada vez más informadas y comprometidas con la igualdad y sostenibilidad, más aún, están cada vez más dispuestas a definir sus hábitos de consumo e interacción en función de esos valores. 2021 será el año del Mindful Marketing, el marketing consciente será la base para construir confianza con los públicos. ¡Y es una gran noticia! Porque las personas usuarias están pasando a la acción y esperan que las empresas hagan lo mismo sustentando sus discursos con acciones concretas.
Una usuaria le cuestiona PRIME la falta de coherencia entre su discurso y los productos que ofrece.
Toda tecnología crea hábitos y formas de entrar en contacto con el mundo y, por ende, tiene una dimensión política y otra ética, algo que Helena Feliu analiza con mucha agudeza en su artículo “La ética del diseño de contenido”. Personalmente, creo que quienes diseñamos productos digitales, tenemos la obligación de entender esto y mejorar la inclusión en el ecosistema tech. Creo en un mundo más inclusivo y creo que Internet ha aportado mucho, pero también tiene mucho por mejorar todavía. Creo que el mundo es diverso y extenso, les propongo que hagamos una Internet que lo refleje.
Otras fuentes: